Ghost Rider, la leyenda sigue viva (2024)

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El devoraba kilómetros en su T12 Massimo.

Era un apasionado a la velocidad.

Acompañado por la noche y la luna, siempre salía con ellas retando la muerte.

Puede que para muchos su actitud fuera además de desafiante o temeraria, irresponsable, pero Antonio prefería conducir y conducir hasta que los 300 caballos de fuerza le dijeran se acabó el gas.

Así, junto a ella pasar la noche, buscar dónde cargar combustible al día siguiente y regresar a casa.

Podría parecer rutinario, sin embargo, no

Vea por qué:

Antonio pasó por un proceso doloroso del cual aún no se recupera: perdió a su padre en un accidente automovilístico en el cual él conducía. No se percató de un camión de basura que estaba delante de él por venir sintonizando una estación de radio y se impactó contra la parte trasera. Aunque no hubo heridos de la parte afectada, sí del conductor de la unidad tipo Honda y un muerto, su papá.

Desde entonces no toma más volante que el de su moto.

Desde entonces no hace más que llegar a casa y empinarse las botellas de alcohol de su padre.

Pasó cinco meses en la cárcel por ser presuntamente responsable del accidente, aunque gracias al abogado de la familia apeló y salió, pero no tenía motivos de rehacer su vida.

Todo transcurrió así hasta que una madrugada sin luna, sin estrellas, su caballo de acero se detuvo al ver sobre el barrio de Analco a una mujer tirada sobre el suelo.

Estaba vestida en shorts y una playera ombliguera (muy fresca para ser tan noche, dudó).

Iba despacio, por eso apagó el motor.

El de 1.72 de estatura promedio, tez morena clara y chamarra negra le preguntó acercándose a ella:

  • ¿Oye estás bien?

Al girarla le escurría sangre de la boca, pero se asombró al ver que una pistola en el abdomen le apuntaba directo a la cabeza

  • Dame las llaves, le ordenó

En eso salieron de las casas –ubicadas sobre esta zona– varios tipos con bates y machetes que a gritos le rodeaban y saltaban carcajeándose.

Eran alrededor de 12.

  • ¿Las quieren?, vengan por ellas, retó.

Si usted piensa que esto se trata de una historia de acción sacada de Netflix, se equivoca.

Toño no vio lo duro, sino lo tupido.

Poco pudo hacer para defenderse, pues tanto como buen peleador o arte marcialista, no.

Total que lo encadenaron, se burlaron de él, lo hincaron, lo torturaron, lo bañaron de gasolina y estuvieron jugando con un encendedor “por haberlos hecho perder el tiempo”.

Creyó que después de la paliza sólo estaban jugando.

Pero no.

Estos sujetos estaban desquiciados. Y no sólo se conformaron con golpearlo, sino con desfigurarle el rostro a batazos.

La noche se hizo eterna, pese a que los vecinos se asomaban, nadie se atrevió a auxiliarlo.

De la policía ni sus luces.

Con un párpado entre abierto observaba los arrancones que se daban en su T12 Massimo hasta que llegó el final de su calvario: un galón fue totalmente regado en su ropa y con él un cigarro.

Los sujetos se desaparecieron con la motocicleta cuando se apareció una patrulla, que igual fue recibida a pedradas; el piloto fue atendido de inmediato, pero agonizaba.

Los primeros auxilios llegaron, hicieron lo más que pudieron, no obstante, todo fue en vano.

Le estoy hablando del año 2015 cuando se registraron estos hechos y conmocionaron a los vecinos, porque la noticia no se dio a conocer públicamente.

Lo cierto es que a cinco años de distancia cuenta la leyenda que ese hombre o lo que queda de él se aparece por los distintos callejones del barrio de Analco a deshoras de la noche.

Algunas personas lo han visto de lejos.

Otras de cerca.

Estas últimas aportan las siguientes complexiones acerca del sujeto:

  • De entrada está “encuerado” (ropa)
  • Tiene cadenas que le rodean
  • Tiene guantes en las manos
  • Su rostro está calcinado
  • No habla
  • Cuando camina, sus botas dejan flamas en el piso
  • Y finalmente: además de pararse en las esquinas de los callejones de esta zona, es como un guardián, pues defiende a quienes llegan a ser víctimas de los malhechores.

Nadie sabe su nombre, ni por qué sigue en este barrio.

Lo que se puede concluir es que está buscando a los responsables de su muerte, el sabor de la venganza y recuperar su motocicleta.

A continuación la fotógrafa #MireyaNovo le presenta las imágenes de este motociclista que se ha convertido en una leyenda viva y que responde al nombre de Ghost… Ghost Rider.

**********

Esta vez se le presenta el cosplay de #OmarGonzález, mejor conocido como “Popoito”, no sólo un fanático de los superhéroes, sino el mejor cosplayer de Puebla, México y América Latina, el diseñador egresado de la Autónoma de Puebla le expone este traje hecho de cuero con aplicaciones de aluminio y bordados.
Las botas son de cuero con espuelas y puntas de aluminio, los guantes de piel con puntas de aluminio y aplicaciones antiderrapantes en tanto la cadena de aluminio y puntas de acero fundido, una de las tantas creaciones realizadas en su taller.

Para mayores detalles puede contactarlo a su página de Facebook como Omar González

Hay demonios de los que no puedes escapar y el de Omar González son los héroes. Esté pendiente de mayores detalles.

Por: Arnoldo Márquez

Foto Mireya Novo

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Author: Barbera Armstrong

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